Continuábamos en Cracovia, por la
mañana la visita con nuestro guía Diego, y por la tarde pasear y callejear por
nuestra cuenta. No hacía falta madrugar como días anteriores y mucho menos como
ayer, pusimos el despertador a las 7’45 y salimos a desayunar a una cafetería
cercana, Choco Café. Es un buen lugar para desayunar, esta todo muy
bueno, pero hay que cogérselo con tiempo, porque lo hacen todo con mucha
tranquilidad, pero sabiendo eso, está muy bien; cafés variados y bollería nos
salió por 44 zł (a unos 3 € cada uno). Eso sí, con la parsimonia de las
camareras al final hubo que echar una carrerita hasta el hotel para llegar puntuales
a nuestra cita de las 9’30 con Diego.
Cogimos camino hacía el Castillo
haciendo alguna parada, como por ejemplo en el monumento a las víctimas de “la
masacre de Katyń”, hecho que nosotros desconocíamos por completo, pero que para
los polacos es muy importante en su historia. En la primavera de 1940, fueron
asesinados unos 22.000 prisioneros, todos ellos oficiales del ejército,
policías, e intelectuales (profesores, artistas, investigadores e
historiadores); privando así a los polacos de gran parte de su élite cultural.
Primero visitamos la CATEDRAL DE WAWEL (Królewska Katedra na
Wawelu), considerada como el
centro espiritual del país, es símbolo de la historia de la historia de
Polonia, por ser el lugar de coronación tradicional de los monarcas polacos;
está dedicada a San Estanislao y San Wenceslao. Horario: 9 a 5. Entrada
gratuita.
Por cierto que de gente había por
todas partes.
Luego visitamos el CASTILLO DE WAWEL (Zamek Królewski), pero
esta visita fue con la guía propia del Castillo. Fue construido en el siglo XI
y fue la primera residencia de los Reyes de Polonia, y se convirtió en uno de
los puntos clave de la historia del país, pero que con el traslado de la
capital a Varsovia quedó abandonada. Fue saqueada y ocupada por diversos
invasores. La visita al palacio resultó interesante por las historias que contaba
la guía, el castillo en sí como residencia es bastante espartano; nosotros no
visitamos los Apartamentos Reales, eso es una visita aparte. Sí visitamos la
exhibición “La Dama del Armiño” de Leonardo Da Vinci, precio 10 zł.
Luego retomamos la visita a la ciudad
con Diego, pasamos por la casa donde vivía Karol Wojtyła, y otros lugares de su historia; visitamos varias
iglesias, entre ellas la BASILICA SAN
FRANCISCO DE ASIS (Bazylika św Franciszk) que fue uno de los lugares
favoritos de Karol Wojtyła, y en
su recuerdo se conserva una placa en el banco que solía sentarse antes de ser
Papa.
También vimos lo que son los belenes
típicos de Cracovia, la verdad es que muy curiosos en forma de castillo,
representando las escenas típicas.
Seguimos hacia la UNIVERSIDAD (Jagiellonian University), la cual tuvo entre sus
estudiantes más populares a Copérnico.
Pasamos por el colegio donde los nazis
reunieron a los profesores para llevárselos, y hacerlos prisioneros, en el
mejor de los casos.
Y luego por el COLLEGIUM MAIUS, por su bonito patio porticado, al que se puede
acceder gratuitamente hasta el anochecer.
La PLAZA MERCADO (Rynek Główny) es una de las plazas medievales más
grandes de Europa, rodeada de bonitos edificios como la Lonja de los Paños, la
Basílica de Santa María, la Torre del Antiguo Ayuntamiento y la Iglesia de San
Adalberto. Siempre muy animada.
Pasamos también por la PUERTA SAN FLORIAN (Brama Floriańska)
que es una de las pocas puertas de la ciudad que se conserva.
Muy cerquita la BARBACANA (Barbakan) construida a finales del
siglo XIV en respuesta a la ocupación Otomana, forma parte de las antiguas
fortificaciones defensivas de la ciudad.
Finalizamos en el MERCADO, viendo como allí todavía van las mujeres de los pueblos a
vender sus frutas, verduras y otros productos; probamos un queso típico que
estaba muy bueno.
Luego nuestra visita ya había
finalizado, y le comentamos a Diego si le apetecía tomarse algo con nosotros y
aceptó, estuvimos un rato hablando de las diferencias de ambos países, en una
tertulia muy agradable mientras nos tomamos unas cañas y picoteamos algo.
Después ya nos despedimos, agradeciéndole todo lo que nos había ido contando
durante estos casi dos días.
Como habíamos picoteado algo, ya no
teníamos hambre, pero lo que no perdonamos fue el postre, y fuimos al Choco
Café, donde desayunamos; pedimos tres tartas, estaban buenas, aunque unas más que
otras, y costaron 36 zł la tres (no llega a 3 € cada uno).
Luego fuimos a visitar la BASILICA DE SANTA MARIA (Bazylika Mariacka),
construida en el siglo XIV en estilo gótico, se realizó con la intención de
rivalizar con la Catedral de Wawel. Sus torres tienen diferente altura, la más
alta está decorada con una corona dorada, y es conocida como “Hejnalica”. En el
pasado funcionaba para informar sobre la apertura y cierre de las puertas de la
ciudad, además de los incendios y los ataques enemigos. El interior es muy
bonito con el techo pintado de azul, también destaca un retablo de madera de 12 metros de longitud con más de 200 figuras
talladas. Horario: 11’30 a 6. Precio: 10 zł, creo que había que sacar
entrada para poder hacer fotos, y si no recuerdo mal eran 5 zł.
Nosotros no lo llegamos a oír, pero cada
hora desde la torre, suena una trompeta
en dirección a cada uno de los cuatro puntos cardinales, entonando el
“hejnal”, aunque la melodía se ve bruscamente interrumpida en recuerdo del
trompetista que fue asesinado cuando trataba de alertar a los ciudadanos de la
invasión tártara; aunque una flecha enemiga le atravesó y no pudo continuar,
gracias a su aviso, la ciudad pudo ser defenderse.
Aprovechando la tarde tan estupenda
que hacía, decidimos ir hacía el Castillo.
El dragón de Wawel |
Y cruzarlo para verlo desde la otra orilla del río Vístula (Wisła), la verdad es que el paseo nos gustó mucho.
Luego ya empezaba a anochecer, así que
ultimamos las compras y pasamos un ratillo por el hotel, dejamos los regalitos,
y comenzamos a organizar las maletas.
Salimos a cenar y a hacer las últimas
fotos nocturnas.
Volvimos donde cenamos el primer día, Pod Wawelem, pedimos una
ensalada de tomate y mozzarella, “Ognista
Szpada” que es un pincho gigante de varias carnes y “Swieze Mule” que son mejillones al vapor, de postre tiramisú,
tarta de manzanas y cerezas; todo nos salió por 150 zł (unos 12 € por persona) con
chupito de cereza incluido, que bueno.
Y al hotel a ir cerrando maletas que
mañana madrugamos.
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