Tras el viaje

Como en todo viaje, el desconocimiento de un país, al principio, siempre nos hace pensar que hay poco para ver, y nos van a sobrar días; pero nuevamente, nada más lejos de la realidad.

Sus ciudades son todas muy bonitas, no hay ninguna cuyo centro histórico no merezca la pena visitarlo. Y luego si quieres historia de la Segunda Guerra Mundial, tienes para aburrirte; una historia muy cruel, pero es la suya, la que les tocó vivir.

Las primeras ciudades que vistamos fueron LUBLIN y ZAMOSC, no muy grandes, pero no por ello dejan de tener su encanto. La plaza principal de Zamosc con todos los edificios que la rodean, es tan bonita, que merece la pena llegar hasta allí solo por ella.



Que decir de CRACOVIA, una de las perlas del país, con un casco histórico precioso, que junto con el río, la colina de Wawel y su castillo, hacen una bonita postal de esta ciudad.


La ciudad de WROCLAW es otra de las joyas del país, con un centro histórico increíble, y una plaza todavía más increíble; conocida como la ciudad de los 100 puentes, hace que pasear por sus calles y puentes sea una delicia.



Otras ciudades como POZNAN y TORUN, a veces se quedan en el tintero, a nosotros nos fue bastante complicado cuadrarlas, y no pudimos dedicarle el tiempo que merecían, pero aunque solo sea para un par de horas merecen la pena.



Pero todavía nos quedaba por ver, la que para mi ha sido la más bonita, GDANSK, esta ciudad a orillas del Mar Báltico es una maravilla. Sus calles Dlugli Targ y Dluga son una preciosidad, observar las orillas del río Motlawa con la grúa de madera del siglo XIV, es una imagen que no querrás dejar de ver.



Todavía nos quedaba visitar la capital, VARSOVIA, y no es que no nos gustara, es muy bonita también. Quizá el que para moverse por ella haga necesario utilizar el transporte público, le reste algo de encanto. Pero tampoco entendemos que haya gente que diga que se puede visitar en un día; Varsovia tiene mucho que ofrecer.


Por supuesto la historia de Polonia, está llena de sufrimiento con los campos de concentración y exterminio. Algunos como el de Auschwitz, han pasado a la posteridad como uno de los principales recordatorios de la barbarie nazi. Otros no son tan famosos, pero no por ello menos importantes.


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